Estudiar en Francia (Previo a mi llegada a tierras galas)

Uno podría pensar que uno sólo tiene que despertarse y decir : « Me quiero ir a estudiar al extranjero » y que las cosas se irán dando una a una hasta lograr tu objetivo…y la verdad es que SÍ es así. Aún recuerdo ese día en que decidido me dije a mí mismo que quería efectuar mis estudios de posgrado en alguna universidad del extranjero.

Es normal preguntarse de inmediato si uno será capaz de enfrentarse a la vida académica de otro país, si se está a la altura, si se tienen los conocimientos, si se tiene la capacidad de adaptación necesaria y  la verdad es que son preguntas para las cuales no se tiene respuesta sino hasta que se vive la experiencia. Y yo…sigo sin esta respuesta, pero pronto la conoceré.

Todo comenzó un día en la Université de Picardie, en Beauvais, en donde estuve como asistente de lengua española en el 2012. Había decidido que durante el tiempo libre que tenía, quería aprender algo, así que fui a la universidad y me inscribí en algunos cursos como oyente. Un día, la profesora de literatura inglesa me preguntó si me gustaría quedarme a trabajar en la universidad, pues necesitaban a un hablante nativo de español para dar las clases de Español como Lengua Extranjera y la de Literatura Hispanoamericana, para lo cual respondí de inmediato que sí. Ella me solicitó mi CV y al día siguiente se lo llevé sin falta. Grande fue mi desilusión cuando me dijo « Ah, no tienes maestría, ¿verdad? » y negué con mi cabeza. Sólo me dijo: « Vuelve cuando tengas una maestría, porque tu perfil es muy interesante. » Ese día me decidí a no dejar pasar más oportunidades como esa por no tener una maestría, e inmediatamente me instalé en mi escritorio y comencé a buscar programas de maestría que estuvieran acordes a mis intereses profesionales y personales.

Finalmente encontré uno en la Universidad de Rouen, así que comencé con los trámites, envié las cartas de motivación, los ensayos, los documentos, etc etc…y se llegó la fecha en que me tuve que regresar a México, aún sin conocer los resultados de la universidad. Un mes después,

« On a le plaisir de vous informer que vous êtes admis pour le programme…« 

Fue un sentimiento encontrado, pues había gastado todos mis ahorros en viajes (los cuales NO lamento hehehe), entonces de inmediato me comuniqué con ellos para preguntarles si era posible que me guardasen el lugar para el ciclo inmediato (2014-2016), y felizmente me contestaron que sí. Lo cual me daba todo un año de tiempo para ahorrar lo más posible y lanzarme a la aventura.

Por fortuna, conseguí trabajo apenas dos días después de haber aterrizado en México y fue ahí que comencé a engordar el puerquito (y también yo…). Volví a trabajar en el Instituto Jassá, ahora como docente de inglés en secundaria, como coordinador de idiomas en UCEM y como profesor de inglés en la Universidad Tecnológica de León..todos con diferentes duraciones y responsabilidades. Fue un año bastante ocupado a nivel profesional.

Con el pasar del tiempo, me di cuenta que tal vez ese programa en el que había sido aceptado, no era para mí, pues quería y quiero algo más humano, algo que me ayudara a desarrollarme en mi aspecto humanitario, social, algo en lo que yo sintiera que le estoy retribuyendo al mundo, y especialmente a México, lo que me ha dado.

Conté con el apoyo de muchas personas para lograr ahorrar, pero cuando se acercó el fin del año escolar, me di cuenta que con mis ahorros apenas tendría para sobrevivir unos meses, pues no era suficiente para irme y entonces decidí aplicar a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), en Tijuana. Sabía que al ingresar al programa de maestría que ellos ofrecían, tendría derecho a la Beca CONACyT, por lo que no dude en enviar toda mi documentación para comenzar el trámite de ingreso.

En aquellos días, me enteré que un amigo había recibido la beca CONACyT para estudiar en Francia, y me pregunté ¿y si solicito la beca CONACyT para Francia? Descubrí que no sería tan sencillo, pues de entrada ya tenía que haber sido aceptado en alguno de los programas de maestría en alguna universidad francesa. Por suerte, ya tenía la aceptación en Rouen, y había comenzado los trámites en la Université Savoie Mont Blanc, en la Université de Strasbourg y en la Université de Lyon, así que sólo me restaba esperar pacientemente, pues el programa de la U. de Rouen seguía sin convencerme. A mediados de agosto recibí la carta de aceptación de la Université Savoie Mont Blanc y de inmediato reuní los documentos para la Beca CONACyT. Los envié.

Una semana después recibí las cartas de aceptación para la U. de Strasbourg y la U. de Lyon, pero mi mente ya estaba centrada en la Université Savoie Mont Blanc pues el programa que ofrecían iba de la mano con mis intereses profesionales y personales, además de que ya los trámites habían sido iniciados.

Mientras tanto, en la UABC también había sido aceptado, y las clases comenzarían el mes de agosto. Yo aún no tenía respuesta por parte de CONACyT y sabía que sin esa beca no podría irme a Francia, pues el costo de vida era demasiado elevado. La presión comenzó a subir. Los días pasaban y yo no sabía si tendría que mudarme a Tijuana o si podría irme a Francia. En la UABC me solicitaron llevar mis papeles oficiales para poder inscribirme definitivamente. CONACyT aún no publicaba resultados y tuve que volar hacia Tijuana para entregar mis papeles. Llegó el 8 de agosto, fecha de publicación de resultados. El 15 de agosto comenzaban las clases en Tijuana….

CONACyT tiene el placer de informarle que su candidatura ha sido aceptada y se le otorgará una beca para realizar sus estudios de posgrado en el extranjero.

Ni siquiera puedo describir con palabras el éxtasis que esta noticia me produjo. Grité, corrí por la casa, lloré de felicidad, compartí mi alegría con mi familia y ellos se alegraron por mí. Sin embargo, ahora tendría que cancelar mi proceso de ingreso en la UABC…Así que les llamé y les comuniqué mi decisión de que me iría a Francia, les agradecí el haberme aceptado en el proceso. Me informaron que tendría que volver a ir a Tijuana por los papeles, pues tendría que firmar un documento de renuncia al programa. Les dije que no tenía tanto dinero para pagar un vuelo sólo para firmar ese documento y le pedí a un amigo que fuera en mi lugar. Todo se solucionó muy rápido. ¡Pensar que incluso había comenzado a buscar departamento en Tijuana y ya había comenzado a hacerme de amigos allá…!

El siguiente paso después de cancelar el proceso en la UABC, era conseguir la visa francesa…una vez más, reunir todos los documentos y hacer un pequeño viaje a la Ciudad de México…

Vaya que venir a estudiar a Francia se dice fácil, pero implica mucho esfuerzo, muchas horas de análisis personal en el que pones a prueba tu convicción por lo que deseas. En el que te preguntas en repetidas ocasiones si estás dispuesto a dejar tu zona de confort en México con la gente que conoces, con tus amigos, con tu familia, con tu trabajo estable, con un buen salario…sólo para volver a ser un estudiante extranjero en un país completamente diferente del tuyo.

Juro que el proceso tedioso de papeleo por aquí y por allá para responder a los requisitos de las universidades (Rouen, Strasbourg, Lyon, Savoie, Baja California) con las miles de cartas de motivación, los CVs, los certificados, las traducciones…; de CONACyT con las mil cartas de recomendación, el proyecto profesional, la página de internet que siempre falla…; de Campus France con sus traducciones, certificados, cartas, entrevistas….; del Consulado Francés con más traducciones, más cartas, entrevista…, de mis empleadores (Jassá, UTL) con todo lo que implica trabajar en el sector privado y público con horas de remplazo, calificaciones, preparación de clases, asistencia a juntas, participación en eventos…, de los bancos con cuestiones de cambio de domicilio, de cerrar y abrir cuentas nuevas, de dejar mi  dinero en un lugar seguro…, y a eso agréguenle la presión de una relación fallida hahaha…pero todo, TODO ha valido la pena 🙂

Hasta aquí mi proceso previo a venirme a Francia. En una próxima entrada les contaré cómo ha sido mi experiencia como estudiante mexicano en Chambéry, Francia.